Published On: 5 Giugno 2013Categories: La Rivista

di Macarena Diuana Tarud

Pubblicato sul numero 16 di Formazione IN Psicoterapia, Counselling e Fenomenologia

Abstract

Este trabajo tiene por objetivo analizar y comprender algunos aspectos de realidad del paciente emigrante, en el contexto transcultural, a la luz de la teoría de psicoterapia Gestalt. La literatura de la Gestalt demuestra un escaso abordaje en esta temática, tanto en el aspecto teórico como en su práctica. En este sentido, otro objetivo es poder contribuir para el conocimiento de esta realidad y de encontrar las formas de   intervención, en el ámbito de la Terapia Gestalt. Cada vez más las personas emigran, los países se confrontan con diferentes culturas coexistentes y nuevos desafíos  profesionales se levantan.
En este artículo, se presentan principios teóricos de la Terapia Gestalt aplicados a las dinámicas del paciente que emigra. Se refieren posibles ventajas de esta práctica terapéutica a estos pacientes.  También se hace una breve referencia al acto migratorio en cuanto a sus causas y consecuencias psicológicas.

 

Abstract

The objective of this study is to analyze and comprehend some aspects of the reality of the immigrant patient, within a transcultural context and the Gestalt theory of psychotherapy. Gestalt literature just barely deals in this area, both in theory and in the practical aspect.  Therefore, another objective is to contribute to acknowledging this reality and confronting forms of intervening in the Gestalt Therapy. More and more people are migrating and countries are faced with different coexisting cultures and new professional challenges arise. In this article, Gestalt Therapy theory is presented, applied to the dynamics of the emigrant patient. We refer to possible advantages for the patient as a result of this therapy. A reference will also be made to the causes and psychological consequences of immigration.

Introducción

Cada vez más las personas emigran y los países se confrontan a diferentes culturas coexistentes, a diferentes lenguas, diferentes referentes culturales y formas de interpretar la realidad. Se nos plantean nuevos desafíos como profesionales, situaciones nuevas a las cuales no les podemos dar respuestas sólo con nuestros referentes culturales dominantes. Se requieren de nuevos ajustes creativos. Un gran número de personas pertenecientes a diferentes culturas necesitan ayuda en términos de la salud mental. Diferentes factores bio-psico- sociales están en juego y requieren de nuestra intervención de manera interdisciplinar. La literatura de la gestalt muestra un escaso abordaje en esta temática. En este sentido,  el objetivo de este trabajo es analizar y comprender algunos aspectos de la realidad del paciente emigrante, dentro del contexto transcultural, a la luz de la teoría de la psicoterapia gestalt. Otro objetivo es contribuir al estudio de las interacciones de personas de diferentes culturas, siendo la Terapia Gestalt, por su énfasis en la experiencia y en concepto de contacto, una rica herramienta.
Reconozco que este análisis de la migración, según los conceptos de la gestalt,  no es el producto de una investigación rigurosa, sino que se basa en la observación de mi práctica clínica y de algunas referencias encontradas en la literatura. Los pacientes de diferentes culturas con los cuáles he trabajado,  a pesar de las diferencias entre ellos, muestran aspectos comunes propios de la situación de migración. Varios de estos aspectos, siendo yo misma una inmigrante, han hecho resonancia en mi propia experiencia. Es así como ambos, paciente y terapeuta, en el compartir fenomenológico de estas experiencias, hemos podido reconstruir, a través del contacto, nuevas gestalten en la comprensión de estas.

 

El Acto Migratorio

La migración es considerada una acción psíquica en la medida que la ruptura del contexto externo que ella implica, conlleva a una ruptura del cuadro interno cultural interiorizado por el paciente, dándose una homología entre la estructuración cultural y la estructuración psíquica. Hay una perdida del cuadro cultural interno de la persona, del cual se decodifica la realidad externa (Natan 1986 en Moro, 1996).

La persona se ve confrontada a dos mundos, al interno y al externo, dos mundos que no “encajan” más entre si. Se encuentra en una nueva realidad, la cual ya no se puede explicar con sus referentes internos culturales.  Dependiendo de los mecanismos de adaptación y de los recursos de la persona y de las facilidades del ambiente, la persona podrá ir conciliando ambos mundos ,  dándole una nueva forma a su existencia, facilitándose tanto así el cambio de la persona y del ambiente. La migración puede ser muy creativa y enriquecedora para el individuo, como también para el ambiente que recibe al inmigrante, transformándose en un acto de ajuste creativo de ambos ante el encuentro cultural.

Las razones por la cual se migra son varias. Pueden ser por razones políticas, económicas, razones individuales (como la búsqueda de algo nuevo o el escape de algo de nuestra existencia). En todas estas situaciones, podemos encontrar como factor común la espera de algo mejor o el deseo de encontrar en otro lugar el desarrollo de nuestro yo ideal. A pesar de la esperanza que la migración encierra, esta es traumática, implicando así un dualismo muchas veces confuso y ambivalente de la persona (Moro, 1996). Hay un deseo de partir y un miedo de dejar lo propio, necesidad de cambio y miedo a este. Este ambivalencia puede ser más fuerte cuando en los casos pre y post migración se dan experiencias traumáticas importantes. Por ejemplo, en el caso de los refugiados quienes antes de migrar se vieron sometidos a situaciones de tortura y violencia en sus países. Ellos migran para salvar sus vidas. Muchos de ellos vivían antes del conflicto en su país, integrados en su sociedad, hasta con cierto poder de acción y producción sobre ella. Al llegar al país de acogida, se ven sometidos a fuertes situaciones de rechazo y exclusión, no pudiendo ser más activos en el medio que los rodea. Salvaron sus vidas, pero se encuentran en una situación psicosocial difícil y dolorosa. Podría decir que aquí el contacto se ve afectado, en la dificultad de un encuentro entre las dos culturas.

 

Migración y Gestalt

En la situación de la migración, la relación del individuo con el ambiente se hace fundamental. Como se dijo anteriormente, hay un cambio a nivel de la realidad externa e interna. El emigrante muda el ambiente que lo rodea, no sólo físico, sino que también lo psicosocial. Ya no es más el hábitat al cual se adaptó y se relacionó hasta el momento de la emigración. En muchos casos, ya no es la misma lengua, la misma cultura, los códigos sociales, el clima, el espacio físico, las redes sociales, etc. Todo ha cambiado, lo que genera mucha ansiedad. El equilibrio homeostático se altera. La persona debe volver a conocer y relacionarse con un nuevo ambiente. Es un proceso de ajuste creativo que demanda un mecanismo de intercambio constante con el ambiente. Este proceso puede ser muy enriquecedor cuando el ciclo de contacto no sé ve afectado, cuando las funciones del ego no se pierden, logrando la persona ir satisfaciendo las gestalt que surgen gatilladas por las necesidades del momento. Es un proceso autoregulador en que el organismo busca reestablecer su equilibrio con el ambiente, que le es totalmente nuevo y diferente.

el principio de autoregulación no implica la satisfacción siempre de las necesidades ni la salud del organismo. El organismo hará todo lo posible por regularse según sus capacidades y los recursos del ambiente (Latner, J., 1994). Ciertos emigrantes para adaptarse al nuevo medio, adquieren modos de conducta que les permiten la integración aunque estos no vayan de acuerdo a sus necesidades, operando aquí mecanismos de confluencia, introyección y retroflexión de inadecuada adaptación. El ejemplo de la Sra R, quien procede de una país nórdico y emigró a Portugal, donde después se casa con un hombre de origen Portugués, nos muestra este aspecto. La Sra R solía dedicarse a prácticas espirituales, ya aceptadas en su cultura. Era vegetariana y practicaba el yoga. Al poco tiempo de estar en Portugal dejó de practicar estas cosas y trató de adaptarse a los convencionalismos portugueses. Su percepción era que el ambiente no la aceptaría y por lo tanto no tendría el soporte que necesitaba. Como ella dice “dejé de ser yo misma”.

Para la salud del organismo, es importante lo que el ambiente otorga, pero muchas veces este no proporciona lo que el individuo necesita. El funcionamiento sano, es decir, la realización de todo el potencial del organismo, dependerá también del apoyo ambiental. Sin él, el organismo no podrá mantenerse así mismo. En el caso de la emigración esta escases del ambiente se genera y refuerza con la exclusión. El ambiente no proporciona los elementos básicos para la que la persona sea capaz de generar su propio auto apoyo. En este sentido, en una intervención, se podría fomentar más los encuentros y contactos entre ambas partes, de manera de generar nuevas experiencias que lleven al cambio. Por otra parte, era importante no trabajar sólo con el individuo, sino que también a nivel más social en proyectos de sensibilización hacia el inmigrante, de manera de poder ayudar al ambiente a movilizar los recursos que ayuden a la autogestión del individuo que inmigra.

Al trabajar con el individuo, en terapia gestalt se orienta a aumentar los recursos del paciente, su toma de responsabilidad sobre su existencia y por lo tanto su propia autogestión. El paciente se puede transformar en alguien que aporta a esa nueva sociedad evitando así el rechazo. Se rechaza que el otro se “le cuelgue del pescuezo”, de sentirlo como carga, amenazando su propia existencia e integridad.

Podemos observar diferentes adaptaciones en las funciones de contacto en cada cultura. Como las personas se miran, evitan, tocan, hablan, etc, está altamente influenciado por la cultura y sus introyectos. Así también los mecanismos de interrupción del ciclo de contacto pueden reforzarse por estos aspectos culturales. En Culturas que dependen de doctrinas rigidas como algunos sistemas fundamentalistas, demandan una confluencia a través de la introyección (Lichtenberg en Levine Bar-Yoseph, 2005). También estos sistemas fomentan la proyección al crear un verdadero maniqueísmo donde lo que está afuera es todo lo negativo.

Estos mecanismos pueden verse reforzados también con la experiencia de inmigración. Cuando la persona no puede satisfacer sus necesidades, surgen mecanismos de defensa que interrumpen el proceso de completar la gestalt. La persona deja de funcionar sanamente, desarrollando una serie de mecanismos que la llevan a la patología y no le permiten la adaptación al nuevo país.

Como se dijo anteriormente, el no cumplimiento de las necesidades se puede deber tanto a la persona como al ambiente que no lo permite. Muchas veces el país de acogida rechaza al emigrante, no le permite que se integre. Aumenta los limites del ego del país, haciendo sus fronteras impenetrables. La persona que ya está adentro, ilegal, vive una situación difícil en el anonimato. No hay lugar para ella. Vive marginada del resto. Puede también no estar ilegal y vivir también esa exclusión. Puede surgir así un mecanismo retroflexivo de defensa, en la medida que la persona al sentirse excluido, se ve  a si mismo como alguien que no vale, que no merece estar entre los que lo rechazan, y se automargina ella propia. Siente vergüenza de si mismo, de su raza, sus costumbres. La vergüenza es la introyección de la mirada peyorativa del otro. Vergüenza de ser diferente, una diferencia no aceptada. La rabia la dirige a sí mismo, y no al otro al otro que lo margina. Muchas veces la persona introyecta cosas de la otra cultura, desvalorizando la propia, como una forma de identificarse con los otros y no sufrir la exclusión.

Por otra parte pueden surgir mecanismos proyectivos en el sentido que la persona al sentirse excluida se automargina discriminando al otro, proyectando en el otro los aspectos rechazados. Es el emigrante que rechaza al otro, se margina del otro, porque no vale la pena ni debe mezclarse con los otros. Aumenta su egotismo y se rigidizan las fronteras de contacto a través de la alienación. Tanto un lado como el otro proyecta, en el que es diferente, los aspectos negativos y negados del si mismo. Por ejemplo, en mi experiencia en Bélgica vi como los emigrantes islámicos veían a la cultura belga y occidental en general, como poseedores de todo lo que su cultura rechaza, y no querían que los hijos se mezclasen con ellos. Sentían no necesitar del otro, creando gettos o grupos culturales totalmente impermeables en su límites. En mi experiencia en Portugal he visto como muchos de los pacientes, especialmente de países nórdico, rechazan de los portugueses todo lo que ellos no se permiten, como : la impuntualidad, desorganización, expresiones afectivas impulsivas, entre otros. Lo contrario también sucede, es decir, la cultura en la cual se emigra también rechaza las nuevas y desconocidas costumbres del otro. El otro, con su cultura, puede representar para el país de acogida, todas los aspectos negados del si mismo. Representa lo no aceptado, lo rechazado, por lo tanto lo rechazará. El emigrante muchas veces es todo aquello que yo no quiero ser. También puede suceder lo contrario, tanto para el emigrante como para el que acoge, en el que se entra en un proceso de idealización en que el otro tiene todo lo que yo quisiera. Proyecta en el otro aspectos positivos e idealizados de si mismo. Aumenta la fantasía de aquello que gustaría y debería tener, rechazando aquello que yo soy.

El principio de autoregulación no implica la satisfacción siempre de las necesidades ni la salud del organismo. El organismo hará todo lo posible por regularse según sus capacidades y los recursos del ambiente (Latner, J., 1994). Ciertos emigrantes para adaptarse al nuevo medio, adquieren modos de conducta que les permiten la integración aunque estos no vayan de acuerdo a sus necesidades, operando aquí mecanismos de confluencia, introyección y retroflexión de inadecuada adaptación. El ejemplo de la Sra R, quien procede de una país nórdico y emigró a Portugal, donde después se casa con un hombre de origen Portugués, nos muestra este aspecto. La Sra R solía dedicarse a prácticas espirituales, ya aceptadas en su cultura. Era vegetariana y practicaba el yoga. Al poco tiempo de estar en Portugal dejó de practicar estas cosas y trató de adaptarse a los convencionalismos portugueses. Su percepción era que el ambiente no la aceptaría y por lo tanto no tendría el soporte que necesitaba. Como ella dice “dejé de ser yo misma”.

 

Muchos de estos mecanismos pueden ser también positivos en la medida que pueden ayudar a la adaptación. En la introyección, el hecho de introducir conceptos nuevos, opuestos a los nuestros, podemos llegar a crear una situación nueva que nos permite confrontar la vida y sus cambios en forma más creativa, más enriquecida por la experiencia de diferentes culturas. Con una paciente holandesa veíamos que en su casa ahora cuenta tanto con la música de un país y otro, y que se puede cocinar tanto el bacalao como un buen plato holandés.

En términos de la proyección, este mecanismos si lo veo claramente me puede ayudar a recuperar aspectos de mi misma negados, muchas veces por la propia experiencia vital y otras veces por la cultura con la que no me permitía practicar otras cosas. Estar fuera del país nos permite practicar nuevas conductas y conocer aspectos de nosotros mismos que no son tan comunes o aceptados en nuestras culturas. El caso de una paciente inglesa que nunca saludaba a otros con besos, se lo empezó a permitir, cosa que al principio rechazaba. Comenzó a soltarse más en la expresión afectiva corporal y a disfrutar de ella sin tantas restricciones. Otra paciente alemana, que criticaba lo madre gallina de las portuguesas, especialmente a su suegra, en un dialogo de silla descubrió cuanto tenía ella de controladora en la relación con los otros. Una paciente holandesa, acostumbrada a la organización, se permitió aquí ser más desorganizada e impuntual, lo que le ha traído consecuencias positivas en algunos aspectos, por ejemplo, liberarse e evitarse el stress.

La confluencia me permite sentir al otro, adherirme a la otra cultura, ver los aspectos comunes que tenemos como ser humano. Me recuerdo que una vez en Bélgica en el trabajo con mujeres de Zaire, en el cual ellas vestían sus ropas coloridas típicas, comíamos sus comidas y nos enfrentamos a las diferencia, en un momento nos sentimos confluir. Nos sentíamos todas mujeres, iguales en nuestra condición humana. Eso nos ayudó a empatizar, a sentir como el otro, y a unirnos en nuestra tarea. La confluencia me permite tomar algo de la identidad del otro, ponerme su camiseta, y así adaptarme mejor a ese país. En pocas palabras, me permite gritar también por el equipo de football del Benfica en el caso de Portugal.

 

En cuanto a la estructuración de la identidad, se ha observado que en adolescentes hijos de padres emigrantes, los procesos de identificación consisten en construir un sistema resultante de la mezcla entre el país de origen y el país de acogida. La carencia de lazos entre las dos culturas lleva al dolor y a la aparición de síntomas (Moro, M.R., 2001). En cierta forma es la vivencia de las culturas en forma polarizada, experimentándolas en forma dicotómica, en lucha constante entre ellas. La persona no logra desarrollar estrategias identitarias que le permitan adaptarse a una situación dada y a los cambios. Por estrategia identitaria se entiende como “los procedimientos puestos en marcha ( de manera inconsciente o consciente), uno o más actos (individuales o colectivos), para alcanzar una o más finalidades (definidas explícitamente o ubicadas a nivel inconsciente). Procedimiento elaborado en función de la situación de interacción, es decir, en función de diferentes determinaciones (socio-históricas, culturales, psicológicas) de esta situación” (Camilleri y otros, 1990, pág 24). La persona se ve exigida a encontrar una coherencia interna entre las diferentes identidades, secundarias y primarias, y su medio externo. El equilibrio del individuo es alcanzado cuando, entre otras condiciones, cuando los valores con los que se identifica y le da sentido a su vida, son compatibles con los del medio en que se encuentra Kastesztein en Camalleri y otros, 1990).
En algunos casos de migración, tanto en padres como en los hijos, la vivencia de dos culturas se pueden hacer incompatibles debido a diferentes razones, dividiendo así la identidad y provocando sufrimiento en la persona. Desde el enfoque gestáltico, el equilibrio se lograría cuando la persona integra las diferentes partes de si misma, en vez de alienarlas y rechazarlas, permitiendo el intercambio entre ellas. Este es el caso de una adolescente que presentaba un cuadro sicosomático. Su madre era de origen Ingles y su padre Portugués. La joven desde que había llegado a Portugal  (7 años antes de la consulta) comenzó a presentar gripes crónicas, con perdida de voz, constante tos. Su cuerpo se encorvaba, caminaba arrastrando los pies y la cabeza ladeada. Hablaba muy bajito, casi imperceptible y con monosílabos. Prefería hablar ingles conmigo y no Portugués.  Los padres tenían conflicto de pareja, y ambos se criticaban aspectos culturales de uno y otro. Sentían algunas cosas de la cultura del otro como aspectos negativos los cuales rechazaban. Por ejemplo, el padre criticaba la “frialdad” e “insensibilidad”, “típica de los ingleses”. La paciente tendía a identificarse más con su parte inglesa que portuguesa. Un día la paciente me dice que mis hijos eran “mixed” , al igual que ella. Le pregunté que significaba para ella ser “mixed”. Me respondió: “Confusión, angustia”.  La paciente siente su identidad dividida, como algo confuso que le genera sufrimiento. El campo de esta paciente no era un todo en el cual las partes están en relación y correspondencia inmediata y continua. La dicotomía es una división por la cual el campo no se considera como un todo diferenciado en partes entrelazadas. Las partes se ven como antagónicas, como fuerzas competitivas no relacionadas. Esta dicotomia afecta el proceso de autoregulación del organismo (Latner, 1994)

 

En cuanto al trabajo en terapia gestalt, se pueden rescatar varios aspectos que hacen positiva esta técnica al trabajo con emigrantes. Por una parte, al trabajar con las polaridades, permite que la persona integre aspectos rechazados de si propia, proyectados en el otro, lo que podría facilitar la apertura al intercambio con la otra cultura. Los limites del ego se harían más permeables, menos rígidos lo que facilitaría el contacto e intercambio.
Por otra parte, la terapia gestalt da mucha importancia a aspectos no verbales organismicos, los cuales pueden algunos estar menos influenciados por la cultura, correspondiendo a respuestas fisiológicas del organismo, asociadas a emociones. Ponerse colorado al sentir vergüenza, es una respuesta del organismo. Los motivos de la vergüenza estarían más asociados a la cultura. La forma de expresión de la emoción, podía también asociarse a respuestas culturales. En este sentido, hay una lenguaje que sobrepasa las barreras culturales e idiomáticas, lo que nos permite comunicarnos con el otro en otros niveles. Muchas veces el centrarnos en el lenguaje, no nos permite ver otra cosa, utilizar otros sentidos, dándose muchas veces malos entendidos por tomar la palabra del otro como obvia. Muchas veces el hecho de que el terapeuta no entienda bien una palabra en otro idioma, le pide al paciente aclararla más, por lo que muchas veces el paciente repara que no es eso lo que quería decir, y le permite un mejor awareness de lo que le sucede. Consigue identificar y ponerle un nombre mas acertado a la emoción vivida. Se va creando también una propia lenguaje entre paciente y terapeuta que hace de esa relación algo único, nuevo y creativo.

Otro aspecto importante, y que se relaciona con el anterior, es que la gestalt no es interpretativa ni analiza, trabaja con la descripción de la experiencia del otro tal cual se presente en el aquí y ahora. Es una exploración fenomenológica, es la persona que auto descubre, y en ese sentido, puede usar elementos de su propia cultura para descubrir lo que pasa, y no elementos de la cultura del terapeuta. La terapia gestalt permitiría respetar y validar las vivencias e interpretaciones de cada individuo, en la medida que se centra en el individuo mismo y en su experiencia.

Por otro lado, la relación terapéutica es de un tú y yo, lo que permite el respeto mutuo de ambos dentro de una relación de horizontalidad.  Para Wheeler ( en Levine Bar-Yoseph, 2005) todo contacto es un contacto cultural, al ser la cultura parte de la naturaleza humana y ser la adaptación básica de nuestra especie. El encuentro entre paciente y terapeuta es en si un intercambio intercultural. La cultura de ambos nunca puede estar “fuera de la mesa” en este encuentro, sino sería una figura sin fondo.

Por último, la terapia gestalt trabaja preferentemente con grupos, lo que es de mucha importancia en el caso de trabajo con extranjeros quienes se encuentran en una situación de escasez de sus redes sociales, especialmente las primarias. El grupo permite el contacto con otros, evitando así el aislamiento en el cual a veces
se encuentra el emigrante. El grupo permite también la participación de otros terapeutas y técnicos, como también de otras personas presentes. Al igual que en la etnopsiquiatria, este aspecto grupal de las sesiones, puede ser una importante herramienta terapéutica: se valorizan aspectos sistémicos de la problemática, es decir, la intervención no incluye sólo al individuo sino que también al ambiente. Por otro lado, el grupo permite, si este es multicultural y multidisciplinario, superar los sesgos existentes entre terapeuta y paciente.

Conclusiones

Aún falta mucho por investigar sobre la transculturalidad. En Gestalt hay poco escrito, pero es interesante ver como ciertos principios de la Gestalt pueden ser aplicados a esta situación, como también a otras, en la medida que al centrarse en lo organismico, nos abre las posibilidades de comprensión e  intervención a diferentes situaciones humanas.  Sus postulados sobre la relación del individuo con el ambiente, su concepción holística  de ser humano, su visión fenomenológica en un campo de acción, su énfasis en  la experiencia y la validación de esta en el aquí y ahora, la conceptualización del ciclo gestáltico y los mecanismos de interrupción de este, y la noción de polaridades, nos entrega las herramientas para trabajar fuera de los limites culturales.

Por otra parte, si bien la Terapia Gestalt se creó del aporte de diferentes enfoques  y disciplinas, lo que le da la característica de ser una alternativa terapéutica rica e integrativa, creo que la Gestalt podría seguir enriqueciéndose con nuevos enfoques que intentan dar respuesta a problemáticas actuales. En este sentido, la etnopsiquiatria podía dar grandes aportes a la gestalt en la dinámica de transculturalidad e imigración.

Bibliografía 

Camilleri, C.; Kastersztein, J.; Lipiansky, E.M. ; Malewska-Peyre, H. ; Taboada-Leonetti, I.; & Vasquez, A. (Eds) (1990). Stratégies Identataires. Presses Universitaires de France.

Latner, J.  Fundamentos de la Gestalt. Editorial Cuatro Vientos, Santiago de Chile, 1994.

Moro, Marie Rose.  Psychothérapie, Cultures et Migrations : l’exemple de l’ethnopsychanalyse.  D. Widlocher et A. Braconnier (Eds) Psychanalyse et Psychothérapies, Paris, Médecine – Sciences Flammarion, 1996, 159-174.

Moro, Marie Rose.  Simpósio sobre Clínica Transcultural, Hospital Miguel Bombarda, Lisboa, 21 e 22 de Setembro, 2001.

Lichtenberg, Philip.  “Culture” en “The Bridge Across Cultures”, Talia Levine Bar-Yoseph (Ed), Gestalt Institute Press, New Orleans. 2005.

Wheeler, Gordon. “Culture, Self and Field” en “The Bridge Across Cultures”, Talia Levine Bar-Yoseph (Ed), Gestalt Institute Press, New Orleans. 2005.